viernes, 18 de julio de 2008

El rey con su peón


Los medios dedican hoy portadas a la fotografía de Juan Carlos I y el ex presidente del gobierno español, Adolfo Suárez, paseando en la casa de éste. El rey de España abraza cariñosamente al que fuera su mano derecha durante la Transición española, ahora enfermo de Alzheimer.

Adolfo Suárez no recuerda siquiera que fue presidente del gobierno, así que la visita del rey -que le condecoró ayer con la Orden del Toison de Oro, la máxima que impone la Casa del Rey- ha resbalado por la memoria del ex político como el mar sobre las rocas.

Ambos son parte destacada de la Historia reciente de España, así que la instantánea ha provocado muchos comentarios, abrumadoramente lacrimógenos con Suárez y cortesanos con el monarca. Es decir, lo habitual con ambos en los últimos años.

En el caso de Suárez es una constante vital. "Me aplauden, pero no me votan", decía cuando a mediados de los años 80 era candidato por el CDS (Centro Democrático y Social).

Hoy ocurre lo mismo. A Suárez se le quiere, pero cada uno a su manera. Por eso el PSOE no alude a la brutal cacería que organizó contra Suárez (¿Alzheimer social?) a finales de los 70, ni el PP a la enconada oposición entre Suárez y Fraga (UCD contra AP). Por supuesto, ni se mencionan los errores del ex presidente al defender el desastroso diseño territorial español ("Estado de las autonomías") o su infausta dimisión en 1981 (deprisa y corriendo), que dejó al país al borde del golpe de Estado.

En esa Transición se descubrió también a Juan Carlos I, "un rey bastante republicano" según la celebrada definición de ese arquitecto social e iluminado sin remedio que es Rodríguez Zapatero. El rey quería, sobre todas las cosas, la restauración. Ese era su único objetivo: devolver a la Casa de Borbón al trono de España. El objetivo es legítimo, los medios empleados son cuestionables.

Por el camino el rey ha sacrificado a todos los peones necesarios: Torcuato, Alfonso Armada (después golpista en el 23-F), Suárez, Sabino Fdez. Campo e, incluso, a la reina, la suya llamada Sofía. En eso del ajedrez el rey de España lo tiene claro: la partida no termina hasta que le den a él jaque mate. Y él es un consumado jugador, sucesor aventajado de Fernando El Católico, que fue -junto a Lorenzo de Médici- el que inspiró a Maquiavelo su celebérrima obra El Príncipe. Sólo así se explica que en España haya hoy democracia. Más o menos "democracia". Más bien, partitocracia.

Por eso esta fotografía me recuerda al ajedrez.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimado Dr. Uria,
Bella foto del Rey abrazando a el que fue su mano derecha ... hoy enfermo. No lo sabia y me toma de sorpresa.

Peccata minuta ...
No olvidemos que "a nadie se haga mal, y quien lo hiciere, en la misma moneda el pago espere".

Un saludo carinoso,

Sara Capella' Portuondo
Desde "Casa Salazar"
Westchester, Dade County FL